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Estudios recientes han evidenciado que el control deficiente
de la presión sanguínea no solo aumenta el
riesgo de infarto agudo de miocardio sino que también puede acelerar el
inicio de la demencia.
La presión alta no es solo un
factor de riesgo cardíaco. Actualmente se ha descubierto que la presión alta
puede dañar al cerebro y conllevar a la demencia y al declive cognitivo.
El deterioro de la función cognitiva aumenta el riesgo de
desarrollar enfermedades como Alzheimer y otras demencias.
Tener niveles adecuados de presión sanguínea puede reducir
el deterioro de la función cognitiva en un 19%. Además se pueden reducir el
riesgo de desarrollar demencia temprana en un 15%.
Los cerebros de las personas que sufren demencia poseen
alteraciones en los vasos sanguíneos que irrigan el tejido cerebral. En la
resonancia magnética nuclear pueden verse lesiones en la “sustancia blanca”.
Hay estudios que han evidenciado que las lesiones de la
sustancia blanca producen demencia, ACVs y reducen la esperanza de vida. La
hipertensión es el factor de riesgo principal de lesiones de materia blanca.
La insuficiencia cardiaca y la demencia son factores comunes
del envejecimiento. Manteniendo la presión sanguínea controlada, se pueden
prevenir estas dos afecciones.
Con una dieta saludable, ejercicio, medicación adecuada y
suplementos, se puede optimizar las cifras de presión arterial y de esta manera
prevenir las consecuencias de tenerla elevada.