NOTICIAS

15/01/2019

¿Carnes si o carnes no?

En este articulo, escrito por la licenciada Ines Gismondi, aclararemos algunas dudas sobre el consumo de la carne.

Esta es una pregunta que muchos nos hacemos a menudo. Los paradigmas de Alimentación Saludable han ido modificándose en los últimos 20 años, y lo que antes constituía el elemento central del plato principal, hoy se cuestiona si sería conveniente eliminarlo.
 
Empecemos por decir que un debate de este tipo, no puede definir una misma norma para todos.
La diversidad de individualidades exige un análisis personalizado para cada caso que contemple el estado y las necesidades físicas, intelectuales y espirituales de cada persona.
 
Dicho esto, mi intención aquí no es definir si se debe o no se debe comer carne, sino brindar toda la información posible acerca de lo que sucede cuando la consumimos, para que cada cual pueda discernir sobre su inclusión en la dieta.
 
Primero vamos a hablar de sus virtudes, que es lo más comúnmente conocido. La carne indudablemente ofrece una interesante fuente de hierro de alta biodisponibilidad (se absorbe con facilidad en estado de salud normal), vitamina B12, ácido fólico y zinc. Dicho nutrientes, trabajan en sinergia para la formación de glóbulos rojos- Lo glóbulos rojos, transportan oxígeno a todo el cuerpo, razón por la cual la falta de alguna de ellos claramente producirá síntomas de fatiga y desgano. Asimismo, proporciona proteínas de alto valor biológico (es decir, con todos los aminoácidos necesarios para producir nuevas y diferentes proteínas a partir de ellos). Y aquí quisiera mencionar brevemente la magnitud de la importancia de las proteínas, porque a partir de ellas se sintetizan hormonas, enzimas (serían como las llaves que abren las cerraduras de todas las puertas metabólicas), células de inmunidad, se renuevan tejidos (piel, uñas, pelo, órganos, huesos, músculos, etc.), se transportan elementos por la sangre. Es decir, dirigen gran parte de la orquesta diaria del cuerpo. Son muy valiosas en los estados de crecimiento, de entrenamiento físico intenso o embarazo. Finalmente y nos menos importante, dan un efecto de saciedad alto, lo cual es muy provechoso.
 



Ahora vamos a la parte más compleja que involucra sus efectos negativos. Las maravillosas bondades descriptas más arriba, sólo se concretan si se dan las condiciones de intestino y digestión ideales, exceptuando el efecto de saciedad que sucede siempre.
La mayoría de los pacientes que llegan a nosotros traen años de malos hábitos de alimentación. A veces porque no disponen de tiempo suficiente para organizar su dieta, y muchas otras veces,  por la simple razón de ignorar lo que es realmente bueno o malo, hecho que se agrava gracias la invasión de publicidades engañosas creadas para los productos alimenticios.
 
Continuando, cuando las condiciones digestivas e intestinales no son óptimas, consumir carne rara vez resulta en una provisión neta de aminoácidos listos para ser utilizados. La digestión pasa a ser ineficiente e incompleta y, por lo tanto, no podemos utilizar las bondades contenidas en la estructura de la carne.
 
Pero el problema es aún mayor, ya que los residuos “defectuosos” pueden convertirse en gatillo de enfermedades más complejas. El coctel de un intestino en mal estado (caracterizado por inflamación) y los productos de una digestión incompleta, pueden dar lugar a cuadros de autoinmunidad. Es decir, el organismo produce anticuerpos (células que luchan contra virus o bacterias) contra él mismo. Esto sucede por la exposición crónica a sustancias extrañas (que no son más que alimentos normales que han sido mal digeridos) presentes en la sangre.
 
El otro efecto, es que la acumulación de desechos produce saturación de los órganos purificadores del organismo (intestino, hígado, riñón y piel) y, al menos que nos tomemos el tiempo necesario para limpiarlos, paulatinamente pierden la capacidad natural de desintoxicarse. Esto es sumamente importante, ya que un organismo cogestionado no puede funcionar correctamente ni siquiera para la ejecutar las tareas de rutina, imagínese si se propusiera ejecutar algo más ambicioso. 
 
La carne presenta un desafío digestivo alto, con un importante consumo de energía. Es una estructura que requiere mucho trabajo enzimático y genera desecho metabólico ácido, por lo cual son causa de que ayude a bajar de peso en aquellas dietas que la incorporan.





Para concluir:

La pregunta no debería comenzar por “Carnes Si o Carnes No”, sino mas bien por como se encuentra mi medio interno, cuanto conservo de mi capacidad para desintoxicarme, y por ende, cual es mi necesidad primera. Claro esta, estas son preguntas que tendrán que resolverse junto al profesional entrenado para identificar los signos y síntomas que contienen en si mismos las respuestas y la decision de identificar aquellos pacientes en los que no seria recomendable su ingesta.


Finalmente, no hay mucho para decir sobre aquellos que por convicción espiritual o ideología deciden eliminar los productos animales de su vida. En dichos casos, no hay cuestionamiento, la mirada se posa sobre como diseñar la dieta para que permanezca equilibrada y suficiente.