El cerebro humano utiliza más energía que cualquier otro órgano del cuerpo.

Dedicamos entre el 20% y el 25% de toda la energía a apoyar la función cerebral.

Esta producción de energía es impulsada por mitocondrias, las fábricas de energía que convierten los alimentos en el combustible celular que alimenta todo nuestro cuerpo.

Con la edad, algunas mitocondrias tienden a morir y las que quedan no funcionan tan bien.

Esto resulta en una crisis energética que puede tener un impacto devastador en la función cerebral.

Se ha demostrado que la PQQ reduce el envejecimiento del cerebro al ayudar a que las mitocondrias existentes funcionen de manera más eficiente y al promover la formación de nuevas mitocondrias.

La neurotoxicidad daña el cerebro

Las células del cerebro se dañan por la exposición crónica a toxinas, incluso en dosis bajas. Algunas toxinas que dañan el cerebro se forman dentro del cuerpo, como las proteínas anormales (como tau y beta-amiloide) que se acumulan en el tejido cerebral y contribuyen a la destrucción de las células cerebrales en los trastornos seniles.

Un estudio ha demostrado que PQQ puede ayudar a prevenir la neurotoxicidad que es tan dañina para el cerebro.

PQQ restaura el flujo sanguíneo cerebral

Debido a las constantes necesidades energéticas del cerebro, este requiere una cantidad sustancial de sangre.

Sin embargo, a medida que envejecemos, afecciones como la aterosclerosis, la disfunción endotelial y otros cambios en los vasos sanguíneos entorpecen el flujo sanguíneo al cerebro. Esto puede afectar la función cognitiva, al tiempo que nos deja vulnerables a una pérdida aguda del flujo sanguíneo, que puede resultar en un derrame cerebral.

Dos estudios en humanos publicados en 2016 demuestran que la suplementación con PQQ tiene efectos beneficiosos sobre el flujo sanguíneo cerebral y la función cognitiva.

 Siempre recomendamos que cualquier tipo de suplemento se tiene que tomar siguiendo las instrucciones de un profesional de la salud.