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Las pruebas clínicas se han focalizado en los beneficios
cardiovasculares de los ácidos grasos del Omega-3 derivado del aceite de
pescado, pero recientes datos muestran que los efectos biológicos del Omega-3, van
más allá de problemas cardiovasculares e impactan virtualmente todos los
aspectos de nuestra salud.
Un meta-análisis publicado el año pasado, encontró que la máxima
consumición del Omega-3 de aceite de pescado, fue asociada con un 14% de reducción
en el riesgo de morir de cualquier causa, comparada con la consumición más
baja.
Los beneficios del aceite de pescado poseen un rango desde
la mejora de conocimiento a reducción de desórdenes metabólicos.
El consumo regular
del Omega-3 en el aceite de pescado (EPA + DHA) ha probado reducir especificas
amenazas a la salud como arritmias cardiacas y factores de riesgo de
enfermedades o muerte.
En un análisis de 2017, investigadores encontraron
una modesta pero significante reducción del 6% en riesgo de mortalidad de todo
tipo en personas que consumían este aceite de pescado, en comparación con los
que no consumían y poseían trastornos lipídicos e inflamación.
Además se evaluaron
aquellos que consumían los componentes más relevantes del aceite de pescado, el
Omega-3 EPA y DHA y encontraron un impacto mayor contra el riesgo de
mortalidad. Se demostró que el riesgo de mortalidad en estos sujetos era un 14%
más bajo que quienes consumían solo pescado. Análisis adicionales revelaron una
reducción del 7% en el riesgo de muerte cada 200mg de aceite de pescado por día.
o Los aceites de pescado, ricos en grasas de Omega-3
antiinflamatorias, son establecidos como nutrientes cardioprotectores.
o
Nueva evidencia apoya
el beneficio de la suplementación de Omega-3, en un rango amplio de desórdenes metabólicos,
incluyendo obesidad, diabetes, síndromes metabólicos, hígados grasos y Alzheimer.
o
Este omega-3 ha
demostrado ser de ayuda con la depresión y ciertos tipos de demencia.
o
Hasta el cáncer,
enfermedades autoinmunes, y desordenes del riñón, muestran signos de respuestas
favorable a los suplementos de Omega-3.
Como
varias otras estrategias sobre la anti inflamación, el aceite de pescado
trabaja mejor antes de que una enfermedad clínica grave sea evidente, resaltando
la importancia de la prevención.
Una de
las razones más importantes detrás del síndrome metabólico, es la obesidad.
Esta es un factor de riesgo para enfermedades crónicas, tales como diabetes y
enfermedad de hígado graso no alcohólico. El Omega-3 derivado del aceite del
pescado produce efectos beneficiosos contra la obesidad. Estudios sobre humanos
confirman que suplementando con Omega-3 todos los días, reduce el peso, masa
corporal (BMI), el radio de la cintura/cadera y grasas totales, cuando se combinan
con una dieta saludable y ejercicio.
El omega-3 cumple un
rol vital en la estructura y función del cerebro.
La cantidad de grasas de Omega-3 en el cerebro disminuye a
medida que envejecemos. Esto produce la perdida de la plasticidad cerebral, que
es la habilidad rápida de crear nuevas conexiones y retener nuevas impresiones
y recuerdos. Este también relacionado a la habilidad debilitada de usar la glucosa
como combustible, y un déficit de energía está ligado al enlentecimiento mental
e impedimentos neurológicos.
La buena noticia es como este suplemento puede alterar
favorablemente la estructura cerebral y su función.
Condiciones como la
demencia, impedimento cognitivo y enfermedades neurodegenerativas son
actualmente reconocidas como condiciones inflamatorias.
Los cambios inflamatorios pueden comenzar años, hasta décadas,
antes de que síntomas ocurran, lo cual refuerzan la importancia de suplementación con el aceite
de pescado antes de que síntomas mayores aparezcan.
Por ejemplo, en un estudio de adultos con leve impedimento
cognitivo, un suplemento diario de 720mg EPA/480mg DHA mejoraron la aptitud básica
cognitiva, velocidad de percepción y memoria comparado con las personas que recibieron
placebos.
Estudios han
demostrado consistentemente que el Omega-3 posee beneficios contra la depresión,
sin importar la causa.
Por ejemplo, en un estudio se evaluó el impacto del Omega-3
en mujeres con depresión grave asociada a la menopausia. Luego de 8 semanas de
tomar 930 mg EPA/750mg DHA diarios, el promedio estandarizado de depresión cayó un 56%.
Al final del estudio un 45% de los participantes reportaron sentirse normales y
sin depresión.