Si bien la mayoría de las formas de ejercicio se asocian con una mejor cognición, algunas formas pueden ser superiores a otras en ese sentido. Un estudio reciente demuestra que el ejercicio de resistencia o el entrenamiento con pesas, en lugar del ejercicio aeróbico, tiene un mayor impacto en la función cognitiva.

El entrenamiento de resistencia, también llamado entrenamiento de fuerza, es un ejercicio que utiliza pesas, máquinas, bandas u otros dispositivos que trabajan grupos musculares.

Cualquier frecuencia de ejercicio de intensidad moderada realizado en la mediana edad o en la vejez se asoció con un riesgo reducido de tener un deterioro cognitivo leve.

Se identificaron múltiples mecanismos para este beneficio cognitivo:

• El ejercicio aumenta el flujo sanguíneo en el cerebro, mejorando el suministro de oxígeno y nutrientes a las células cerebrales críticas.

• Promueve la angiogénesis (la formación de nuevos vasos sanguíneos a partir de vasos preexistentes) así como la neurogénesis (la formación de nuevas neuronas a partir de células madre) en el hipocampo adulto.

• Mejora la producción de neurotransmisores clave, como serotonina, acetilcolina y ácido gamma-aminobutírico.

• El ejercicio también aumenta la producción de proteínas cerebrales beneficiosas llamadas neurotrofinas.

A medida que envejecemos, el ejercicio regular se vuelve crucial para mantener la función cerebral y ayudar a inhibir las enfermedades neurodegenerativas.

Algunos ejercicios de fuerza que podes realizar son, lagartijas, sentadillas, burpees, ejercicios que impliquen pesas, podes hacerlos en el gimnasio o desde tu casa. Recordá ir poco a poco y disfrutar del proceso.

Realizar este tipo de ejercicios te va a ayudar a reducir los niveles de estrés y ansiedad, aumentar tu masa muscular y mejorar tu densidad ósea.