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Los fagos son pequeños paquetes de ADN o ARN envueltos en proteínas que atacan a bacterias específicas, y no afectan a nuestra salud. Estos bacteriófagos se identificaron por primera vez hace aproximadamente un siglo y se usaron en ese momento para tratar y prevenir infecciones bacterianas.
Estudios científicos han descubierto, que los fagos pueden ayudar a que las bacterias probióticas beneficiosas prosperen y crezcan. Esto sucede incluso en presencia de bacterias competitivas que de otro modo las suprimirían.
Esto significa que los fagos correctos pueden apuntar a bacterias no deseadas en el intestino, lo que ayuda a dejar espacio para los organismos que queremos que prosperen. El resultado final es que el microbioma intestinal se puede restaurar a un estado más saludable y equilibrado.
Te recomendamos que antes de suplementar, previamente te asesores con un profesional para poder elegir la mejor opción para vos y tu salud.