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Síntomas de presión alta

La hipertensión que no se controla puede traer una serie de complicaciones que pueden afectar el funcionamiento normal del cuerpo.

Una de las enfermedades más diagnosticadas en el mundo, la presión arterial alta es una patología en la que la sangre aplica demasiada fuerza en las paredes arteriales. De estar presente durante mucho tiempo puede causar problemas de salud relacionados con el corazón. La presión arterial es determinada por dos elementos: la cantidad de sangre que bombea el corazón y cuánta resistencia hay en las arterias ante el flujo bombea como por el grado de resistencia al flujo de la sangre en tus arterias. En tanto más sangre sea bombeada al corazón y más estrechas están las arterias, la presión arterial va a ser más grande.

Es posible sufrir de hipertensión durante años sin que se presente ningún síntoma. Aún así, el daño a los vasos sanguíneos y al corazón se va produciendo de manera constante. Una presión arterial alta puede aumentar el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular (ACV). El desarrollo de estos problemas ligados a la presión sanguínea se suelen desarrollar en el transcurso de años, afectando a la mayoría de la población mundial. Por suerte, un análisis de sangre y un chequeo constante pueden ayudar a detectar esta patología.

Existen dos tipos de hipertensión:

Primaria (Esencial)

En la mayoría de la población adulta no se encuentra una causa identificable de presión arterial alta. En este caso, la hipertensión primaria (esencial) es la que se desarrolla de manera gradual en el transcurso de los años.

Secundaria

Existen casos de personas cuya presión arterial alta es causada causada por una enfermedad sin diagnosticar. Esta es la hipertensión secundaria, que tiende a aparecer de manera repentina y puede causa una presión arterial incluso más alta que la hipertensión primaria. Se conoce que trastornos como la apnea obstructiva del sueño, problemas renales, tumores de la glándula suprarrenal, problemas de tiroides o defectos congénitos en los vasos sanguíneos pueden ser causantes de hipertensión secundaria. También hay medicación que puede provocarla, como las pastillas anticonceptivas, antigripales, descongestivos, analgésicos de venta libre o drogas ilícitas como la cocaína y las anfetaminas.

La hipertensión que no se controla puede traer una serie de complicaciones que pueden afectar el funcionamiento normal del cuerpo.

  • Infarto de miocardio o accidente cerebrovascular: Una presión arterial alta puede provocar una arteriosclerosis (el endurecimiento y engrosamiento de las arterias) lo cual puede ocasionar un ataque cardíaco, un ACV u otras complicaciones similares.
  • Aneurisma: Una presión alta constante puede causar el debilitamiento de los vasos sanguíneos y la aparición de protuberancias que forman un aneurisma. Si uno de estos se rompe, puede poner en peligro la vida.
  • Insuficiencia cardíaca: El corazón tiene que hacer un esfuerzo grande para poder bombear la sangre contra la presión de los vasos sanguíneos y esto provoca que las paredes de la cámara cardíaca encargada del bombeo se engrosen. Después de un tiempo, el músculo engrosado tiene más dificultad para poder bombear la cantidad suficiente de sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo, generando una insuficiencia cardíaca.
  • Síndrome metabólico: Un grupo de trastornos del metabolismo corporal que incluyen la disminución de la circunferencia de la cintura, triglicéridos altos, colesterol de lipoproteína de alta densidad (HDL, o “colesterol malo”), presión arterial alta y altos niveles de insulina. La suma de estos trastornos puede llevar a una diabetes, una enfermedad cardíaco a un ACV.
  • Problemas de memoria o el entendimiento: La hipertensión sin controlar también puede afectar la capacidad para pensar, recordar y aprender. Está comprobado que los problemas con la memoria o con la comprensión de conceptos son más frecuentes entre las personas con presión arterial alta.
  • Demencia: Las arterias estrechas o bloqueadas limitan el flujo de sangre hacia el cerebro. Esto puede generar lo que se conoce como demencia vascular.

Son varios los factores de riesgo que puede presentar la hipertensión. Entre los más recurrentes se encuentran:

  • Antecedentes familiares: Hay una predisposición genética a la hipertensión.
  • Sobrepeso: Una persona que tiene problemas de sobrepeso u obesidad necesita más sangre para brindarle nutrientes y oxígeno a su cuerpo. Esto hace que el volumen de sangre necesario sea mucho mayor y genere presión sobre las paredes de las arterias.
  • Edad: Las probabilidades de tener problemas de presión aumentan con la edad. Los hombres suelen desarrollar hipertensión a partir de los 64 años mientras que las mujeres lo hacen a los 65.
  • Raza: Se comprobó que las personas con ascendencia africana suelen tener mayor predisposición a la presión arterial alta, pudiendo desarrollarla incluso antes que personas de otras razas.
  • Falta de actividad física: Quienes tienen un estilo de vida sedentario tienden a tener mayor frecuencia cardíaca, lo cual significa que el corazón debe esforzarse más con cada contracción y la fuerza que ejerce en las arterias es más grande.
  • Alcohol: Un consumo excesivo de alcohol a lo largo del tiempo puede traer daños al corazón. Con dos tragos al día, la presión arterial ya comienza a aumentar.
  • Tabaquismo: El fumar o masticar tabaco eleva la presión arterial temporalmente. A esto se le suma que algunos de los químicos que tiene pueden hacer daños en el revestimiento de las paredes arteriales. La suma de estos dos factores hace que aumente el riesgo de una enfermedad de corazón.
  • Dieta rica en sodio: Una presencia elevada de sodio en la dieta hace que el cuerpo retenga más líquido, lo cual ayuda a que aumente la presión arterial.
  • Dieta baja en potasio: La presencia del potasio en el organismo ayuda a que se equilibre el sodio en las células. Contar con una dieta con bajo nivel de potasio puede ayudar a que se acumule la cantidad de sodio en el organismo.
  • Stress: El stress es un círculo en lo que respecta a la hipertensión. El hecho de que una persona esté tensionada es suficiente para provocar un aumento temporal de la presión. Si a eso se le suma comer en exceso, fumar o tomar alcohol para generar una sensación de relajación, la presión arterial sólo va a seguir subiendo.
  • Enfermedades crónicas: las enfermedades renales, la diabetes y la apnea del sueño pueden contribuir a que se genere un caso de hipertensión.
 

No hay síntomas marcados en el caso de la hipertensión. Algunas personas pueden tener dolor de cabeza, dificultad para respirar o sangrado nasal, pero al no ser síntomas específicos es posible que sean dejados de lado hasta que el trastorno alcance una etapa grave o potencialmente fatal. En general, los médicos clínicos suelen tomar la presión arterial como parte de una consulta de rutina. En caso de que se haya detectado presión alta al menos una vez o el paciente cuente con un historial familiar de problemas coronarios, es probable que el profesional médico recomiende hacer un chequeo anual. También es posible hacer la medición de manera personal; muchas farmacias cuentan con la posibilidad de hacerse una medición de presión e incluso venden máquinas del tamaño de un brazalete que permiten hacerlo en la comodidad del hogar.